En marzo de 2020, México se puso un paso más cerca para lograr la anehalda legalización de la marihuana.
La Cámara de Diputados aprobó un proyecto de ley que enmarca la regulación del cannabis. Sin embargo, es un proceso que tiene pasos qué completar, ya que, la Cámara de Diputados ha hecho modificaciones que deben ser aprobadas nuevamente por el Senado antes de entrar en vigencia.
El proyecto de ley que está en proceso de aprobación en México tiene múltiples regulaciones que generan un fuerte cuestionamiento por varios activistas. El más notable de ellos es la posesión legal solo hasta 28 gramos y se contempla una multa de unos 500 dólares para quienes tengan en posesión entre 28 y 200 gramos.
Todo esto, se traduce en un proyecto de ley que contempla la despenalización parcial más no total de la posesión de marihuana. Por ello, se alega que la posibilidad de ser detenido, multado y criminalizado en general, es decir, no se elimina el delito para los usuarios de la marihuana dentro de este proyecto de ley.
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En ese sentido, organizaciones de la envergadura de Human Rights Watch han expresado su preocupación respecto a los grises que deja el proyecto de ley que se está contemplando en México. Desde su óptica, la criminalización del consumo y posesión de drogas para uso personal solo viola los principios de autonomía.
De hecho, Lisa Sánchez, directora de México Unido Contra la Delincuencia, afirma que se ha perdido una oportunidad única de quitar una distracción innecesaria para las autoridades sobre los delitos de drogas, lo que les permitiría dedicarse a atender delitos que dejan víctimas reales. En general, las críticas al proyecto están fundamentadas en la despenalización parcial en lugar de la despenalización total, en particular, por todas las consecuencias que esto puede traer.
Por otra parte, las empresas dedicadas a la industria del cannabis ven con mucho optimismo la iniciativa mexicana al representar un mercado con mucho potencial. Dentro de los puntos a favor para las empresas está la integración vertical, lo que se traduce en la posibilidad de producir, distribuir y comercializar una misma empresa.
A partir de las medidas que promueven el negocio detrás de la legalización, existen organizaciones civiles que critican el hecho de querer convertir la legalización en una industria más que en un derecho.
Sin duda, es un debate que tiene muchas aristas qué atacar y el último paso para la entrada en vigencia de la ley parece seguir prologándose. Aunque, todo esto, se trata de un trámite burocrático porque para muchos la legalización es un hecho.
La naturaleza de la sesión es una buena forma de medir el tono del debate que tuvo lugar en la Cámara de Diputados, fue una discusión que comenzó un miércoles en horas matutinas y se extendió hasta la madrugada del jueves, ya que, existían más de 200 reservas a la ley que debían pasar por discusión. En síntesis, es un paso gigante en el proceso de legalización con distintos matices y opiniones encontradas.
Por Cannalatino
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